10 SEPTIEMBRE 2018 /
Tras conseguir las medallas de oro en K-1 y K-2, en el Campeonato del Mundo de Maratón, celebrado la pasada semana en Vila Verde (Portugal), la piragüista castreña, Ana González Balmaseda, ha visitado los estudios de Castro Punto Radio.
Ha reiterado el “orgullo” que siente “por mi pueblo, por los ciudadanos de Castro y por la gente que me rodea y que siempre ha valorado y entendido el esfuerzo que he tenido que hacer para poder llegar hasta un Mundial”.
Ha agradecido “a toda la gente que me ha felicitado, me conozcan personalmente o no. Todas esas muestras de cariño, empatía y entendimiento, me hacen sentirme orgullosa de mi pueblo”.
Van pasando los años, compite muchas veces con piragüistas de hasta 18 años y, sin embargo, siempre está luchando por los puestos altos. El ciclo deportivo no es algo que parezca que pasa factura en Ana González Balmaseda. Ha reconocido que “tengo una genética buena para este deporte y eso es, en cierto modo, una ventaja”. Sin embargo, “entreno y trabajo muy duro porque nada se consigue sin esfuerzo y compromiso”.
En ciertas pruebas deportivas, como sucedió en el Mundial, participa en categoría máster pero, el resto del año, se prepara para competir en sénior. Así lo hizo en el Descenso Internacional del Sella “donde quedé segunda, dejando atrás a gente de 18 años”. De hecho, “en algunas competiciones, las niñas más jóvenes me preguntan si voy a competir en máster o sénior” porque entienden que es una rival para ellas.
El secreto del éxito de Ana radica en “tener una buena preparación, compromiso y gente detrás que te ayude. Es cuestión de hacer los deberes y aplicarlos, porque nada se consigue sin trabajo y compromiso”.
Un compromiso que demuestra día a día esta deportista, que tiene que compaginar su pasión por el piragüismo con su familia y su trabajo. “Mi rutina diaria es un poco acelerada. Me levanto temprano, dejo hechas todas las cosas de la casa y me voy a trabajar. Lo organizo todo en casa de tal forma que, cuando acabo el trabajo, me quede margen suficiente para poder ir a entrenar. Nada que no haya hecho antes. Todo es entrenable y esa es mi rutina diaria y la que he hecho durante un montón de tiempo”.
En lo estrictamente deportivo “podía confiar en estar en podio en el Mundial y poder llegar al oro pero, cuando te pones en el agua, las condiciones de cada regata y no saber cómo están preparadas tus rivales, te crea una incertidumbre que también tienes que saber manejar”.
En K-1 “me puse en el agua siempre pensando en la frase que me dicen mis compañeros, de que estoy preparada para hacer lo que quiera. Salí pensando que podía conseguirlo”. Logró una buena ventaja desde el principio y, “viendo que podía hacer una regata un poco conservadora, ayudé a dos chicas españolas de otro grupo de edad, de las que tiré y llevé conmigo, haciendo un poco labor de equipo, de lo que me siento muy satisfecha”.
En el K-2, la regata estuvo más reñida y se decidió a última hora, con cinco segundos de ventaja sobre las segundas.
Fue en el último porteo, a falta de un kilómetro para acabar, cuando Ana y su compañera Blanca Arroyo consiguieron una pequeña ventaja. “En el último porteo, íbamos a la par y, con los nervios y la tensión, me caí al suelo. Ahí nos adelantaron pero conseguimos llegar a la orilla a la par que nuestras contrincantes. En el momento de montar en la piragua, a ellas les entró agua y aprovechamos ese momento para tirar, hasta el final”.
Imagen de nuestra gran campeona esta mañana en Castro Punto Radio, posando con los dos oros mundialistas