En una tarde cargada de emociones, con el público volcado en la pista central de la Caja Mágica, Alejandro Davidovich estuvo a un paso de la hazaña, pero acabó cayendo en un duelo que tuvo de todo frente a Alexander Zverev. El Mutua Madrid Open, que ya venía escaso de alegrías nacionales, se quedó definitivamente sin representantes españoles en los cuadros individuales.
Un arranque de partido para soñar despiertos
Pocos en la Manolo Santana esperaban un inicio tan arrollador. Davidovich salió como un auténtico huracán, desplegando un tenis agresivo, suelto, lleno de confianza, mientras Zverev parecía más un espectador que un contendiente. En un abrir y cerrar de ojos, el marcador reflejaba un sorprendente 0-4 que desató el entusiasmo de los aficionados. Y no era para menos: el malagueño ganaba puntos a raudales y mostraba esa versión suya que invita a pensar en cosas grandes. En un momento en el que las apuestas tenis empezaban a ver en él una auténtica amenaza para los favoritos, no dejó escapar esa ventaja y se llevó el primer set por un rotundo 6-2 que dejó a Zverev contra las cuerdas.
La reacción inevitable del número dos del mundo
Claro que enfrente estaba el número dos del mundo, alguien que sabe perfectamente ene escenarios adversos. El segundo set comenzó con la misma tónica: Davidovich rompía de nuevo el saque del alemán en el primer juego y parecía tener el viento a favor. Sin embargo, poco a poco Zverev ganó confianza y se agarró al partido como solo lo hacen los campeones.
Un detalle curioso, que arrancó murmullos y sonrisas entre los espectadores, fue cuando Zverev, molesto con una decisión automática del sistema de revisión de línea, sacó su móvil y fotografió la marca en la tierra batida. Un gesto que resumía la tensión que se respiraba en cada rincón del estadio.
La última resistencia de Davidovich
Ya en el tercer set, la igualdad seguía mandando, aunque cada vez daba más la sensación de que Zverev controlaba el ritmo de jeugo. Davidovich, fiel a su carácter luchador, no soltaba el partido en ningún momento, salvando bolas de break y forzando a su rival a emplearse a fondo. Pero mantener ese nivel de exigencia frente a alguien como Zverev tiene un precio, y al final el físico y los pequeños detalles fueron inclinando la balanza, algo que también se empezaba a notar en las apuestas Mutua Madrid Open, donde el alemán tomaba ventaja clara.
Después de romperse mutuamente el saque en un tramo vibrante, todo se acabó decidiendo otra vez en un ‘tie-break’, donde el alemán se mostró intratable. Sin ceder un solo punto, cerró el partido de manera casi cruel para un Davidovich que había hecho méritos, más que de sobra, para merecer algo más.
Una derrota amarga que deja una Caja Mágica huérfana
Con esta derrota, el Mutua Madrid Open se queda sin españoles en competición individual, una circunstancia que, aunque no es habitual, evidencia que el relevo generacional todavía necesita consolidarse en los grandes torneos. Carlos Alcaraz, ausente por lesión, era la gran esperanza, y la eliminación de figuras como Roberto Bautista o Paula Badosa terminó de allanar el camino hacia esta triste despedida prematura.
A Davidovich, sin embargo, poco se le puede reprochar. Plantó cara, puso el corazón y dio una lección de actitud que debería servir de espejo para otros.