Esmeralda Ferreira Dos Santos ha sido reconocida como ‘Mujer Bienvenida’ en los Premios Mujeres Infinitas organizados por el Ayuntamiento de Castro Urdiales.
Esmeralda nos ha contado en Castro Punto Radio su vida, llena de dificultades que le trajeron a España y en concreto, a Castro, donde ha demostrado un encomiable afán de superación.
Brasileña de origen, es una de las muchas niñas que, a través del Movimiento de los Sin Tierra, se trasladó junto a su familia a un terreno en la selva amazónica. Con apenas unos pocos enseres y una lona que serviría como vivienda, se instalaron al lado de un río, enfrentándose a múltiples desafíos hasta que, con esfuerzo colectivo, lograron construir una pequeña casa.
A lo largo de su infancia, la premiada ha contado que vivió allí “pasando todo tipo de necesidades”, incluida hambre, hasta que su madre enfermó de cáncer y con 17 años se trasladó con toda su familia a vivir a Goyania, asegurando que “no sabía cruzar un semáforo o coger un autobús”.
Ya de adulta, Esmeralda se queda embarazada y tiene un hijo como madre soltera, ya que el padre no se hacía responsable del pequeño. Cuando éste tenía dos años, Ferreira Dosantos se dio cuenta de que algo no iba bien, explicando que “tras muchas pruebas médicas, le diagnosticaron parálisis cerebral”. Sin embargo, las dificultades no terminaron ahí y afirma que tuvo que tomar “la difícil decisión de abandonar mi país y dejar a mi hijo al cuidado de su abuela para evitar más problemas”; ya que el padre del niño la extorsionó exigiéndole dinero y amenazándola con quemar la casa donde todos ellos vivían.
Viaja a España y a Barcelona donde vive con una familia dominicana, que “todavía la siento como mía”, decía Esmeralda. A través de internet conoció a su actual marido, un vizcaíno con el que se trasladó a vivir a Castro y “me matriculé en la Escuela de Adultos, sacando el graduado en secundaria”.
Posteriormente, en el mismo centro cursa formación sociosanitaria, pero vive en Otañes, teniendo que trasladarse a diario bien pronto en una vieja bici.
Una historia de superación e integración que ha sido justa merecedora del premio como ‘Mujer Bienvenida’ de Castro Urdiales.