El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha anunciado el adelanto del toque de queda en la región a las 22:00 horas a partir del sábado. Una medida que se prolongará durante 14 días. Los establecimientos de hostelería deberán cerrar a las 21:30 horas, aunque se ha descartado el cierre total del sector.
El Gobierno “es sensible a la situación que hay en determinados sectores de la economía y, por ello, se van a arbitrar soluciones, más allá de las que ponga en marcha el Gobierno de España. Vamos a intentar, dentro de las posibilidades del presupuesto, incrementar la partida de ayudas de manera considerable, además de la de 10 millones de euros que se ha aprobado de manera inmediata para el sector de la hostelería”.
Al mismo tiempo, se amplía la medida de cierre de los municipios durante 14 días a partir del sábado.
Según Revilla, “la curva de contagios en Cantabria sigue, si no subiendo, no bajando. Llevamos una serie de días que nos movemos entre 220 y 306 casos diarios y esto es una situación muy complicada”.
Ha destacado que “la nuestra no está entre las comunidades autónomas con peores datos. Sin embargo, la evolución de la curva está teniendo una consecuencia importante en la presión hospitalaria, con 35 personas en la UCI. En abril el número máximo que hubo fue 44”.
Con este telón de fondo, “todo hace pensar que, si el número de contagios sigue al ritmo de crecimiento de más de 200 diarios, la consecuencia inmediata es que una parte de esos contagios acabarán en camas de hospital o en la UCI, lo que puede llegar a colapsar el sistema sanitario, porque las UCI están también para otras patologías que hay que atender”.
A día de hoy hay 200 personas hospitalizadas “y en abril llegamos a tener 400. Pero lo que tenemos observado es que, en la medida que suba de más de 200 el número de contagios diarios, probablemente un 15% de ellos acabe en los hospitales y a lo mejor otro 15% en la UCI”.
Ha dejado claro que “el único objetivo de las medidas que se toman es preservar la salud de los cántabros y hay que tomar decisiones”, consciente de las repercusiones que tienen en el sector económico y, “sobre todo en la hostelería”. Pero es que, “en los locales cerrados es donde se produce el mayor número de contagios y, desde el 1 de septiembre, se han dado de baja laboral por casos de Covid 844 personas del gremio de camareros, cocineros o ayudantes de cocina. Los trabajadores van con mascarilla, pero los clientes que entran al negocio beben y no llevan esa protección”.
Para terminar, ha vuelto a hacer un llamamiento a la responsabilidad de los ciudadanos porque “somos los únicos responsables hasta que salga la vacuna. Cuidémonos por egoísmo personal, pero siendo solidarios también con los demás. Sabemos que el foco de contagio está en las aglomeraciones y en no llevar mascarilla en espacios cerrados. Si no lo hacemos, vamos a tener que volver a la situación de marzo y abril, y eso sería una catástrofe económica”.
El objetivo, ha dicho, “es que para las Navidades todas las decisiones hayan allanado la curva y podamos de nuevo abrir la mano”.