La alarma saltó en Francia donde los ciudadanos denunciaron la presencia de chinches en viviendas, cines y transporte público de ciudades como París y otros puntos del país galo. Ahora se empieza a detectar su presencia en algunas ciudades españolas, aunque a esta zona del Cantábrico no han llegado, al menos de momento.
Así lo ha señalado en Castro Punto Radio el experto en la materia, Juan Pardo de Santayana, que ha detallado que “se están viendo en ciudades como Madrid, Barcelona o en la zona de Levante”. Y es que, “aunque pueden acabar llegando a las viviendas, se dan más en zonas como hoteles o entornos donde hay mucho tránsito de personas y pasan de unas a otras”.
A la conocida como chinche de las camas, se ha sumado en los últimos tiempos “otra variedad tropical que, seguramente, esté más asociada al calentamiento global. Pero creo que esta situación es más consecuencia de la globalización y el movimiento de personas”.
La chinche “es bastante pequeña aunque se puede ver y de color más bien rojizo. No pueden volar y tienen un tamaño de unos cinco milímetros los adultos. Son bastante rápidas y salen por la noche- madrugada hasta el amanecer, que es cuando se esconden en sus grietas”.
En cuanto a la reacción de la picadura “pasa como todos los insectos y depende mucho de la persona. No se ha demostrado que sean transmisoras de ninguna enfermedad y suelen producir picaduras lineales”.
Pardo de Santayana ha resaltado que “uno de los principales problemas es que su control y erradicación no es fácil. Se han hecho resistentes a los insecticidas comunes”. Una forma de ayudar “si es que las detectamos en la cama es intentar aislarla. Meter las cuatro patas en recipientes como vaselina o agua con sal, separarla del cabecero y que la ropa de cama no toque el suelo”.
Este experto ha aprovechado para señalar que “se está hablando también de otra chinche a la que se conoce como hedionda porque si las aplastas huelen muy mal. No tienen nada que ver. Éstas son más grandes, algo más de 1,5 centímetros y no pican. Comen vegetales y son un problema para la agricultura. Lo que pasa es que va a empezar el frío y entran a los hogares a hibernar, lo que puede ser molesto. Esta especie se ha detectado en zonas del País Vasco y Navarra”.