Gran impacto el que ha causado la información desvelada por Castro Punto Radio sobre el anteproyecto de la próxima renovación del contrato de la línea de autobús Castro-Bilbao-Castro promovido por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, esto es, por el Gobierno de España.
Numerosos ciudadanos se han manifestado en esta página oponiéndose de manera casi unánime al recorrido de las futuras líneas que conectarán Castro con la provincia vecina, pero especialmente la ruta directa Castro-Bilbao y vuelta, que lejos de serlo, se convertirá en un largo desplazamiento con numerosas paradas y a través de carreteras nacionales con trazado del siglo pasado.
En concreto, según este anteproyecto, los autobuses «directos» de Castro a Bilbao circularán hasta Ontón pasando por Mioño a través de la vieja carretera nacional 634, incluyendo la sinuosa y peligrosa subida y bajada de Saltacaballo junto a los acantilados (en la imagen). Y lo mismo en el otro sentido del viaje.
Una situación que, en pleno 2025, nos retrotrae a los años 80 del pasado siglo, antes de abrirse el primer tramo de la autovía A-8 entre Castro y El Haya en febrero de 1990.
Estando en periodo de información pública y de presentación de alegaciones o aportaciones ante el Ministerio, hasta el 9 de julio, este es el enlace a través del que cualquier ciudadano, colectivo o administración afectada puede hacerlo:
Además, no pocas personas piden al Ayuntamiento de Castro Urdiales que presente alegaciones “en defensa de los intereses de los castreños”, e incluso alguna seguidora de esta página de Facebook ha redactado un modelo de queja que se puede copiar/pegar y ajustar para facilitar el registro en el enlace indicado:
«La propuesta de nueva ruta no solo aumenta significativamente el tiempo de trayecto por las paradas adicionales, sino que también nos alarma la seguridad. La ruta obligaría al autobús a circular por un tramo de la N-634 con curvas muy pronunciadas, estrecho y peligrosamente cerca de un acantilado al mar. Este tramo no está habilitado para la alta afluencia de autobuses que implicaría esta nueva ruta, lo que podría generar retrasos importantes y, lo que es más grave, elevar significativamente el riesgo de accidentes. No podemos permitir que un servicio imprescindible para ir a trabajar o a estudiar suponga un retroceso en el avance de nuestras comunicaciones. Necesitamos un transporte público eficiente y seguro que se adapte a las necesidades reales de los ciudadanos, no una propuesta que nos haga volver atrás».