

«Al segundo día del terremoto llegaron unos australianos a por sus hijos. ¿Por qué yo no puedo volar allí a buscar a mi hermana?», se pregunta su hermana, Corina Ortiz, profesora en una academia de Solares. «Sólo pido que alguien nos haga caso y que nos dejen acceder allí para bajarla. Pero para eso necesito el respaldo del Gobierno de mi país, porque no puedo ir sola a buscarla. Que dejen el sitio del ministro en el avión a mi hermano Ramón, que se va allí a buscarla. Estuvo el año pasado tres meses recorriendo toda la cordillera del Himalaya, es un montañero experto y lo único que necesita es que alguien le ayude a llegar allí».
La falta de información se ha convertido en una losa para los familiares y amigos de los desaparecidos, que intentan presionar a las autoridades para que intervengan cuanto antes. «El tiempo corre en nuestra contra. Hace muy malo y los recursos empiezan a escasear. Necesito que alguien vaya a por mi hermana ya», reclama Corina. Las noticias que llegan desde el valle de Langtang, al norte de Katmandú, son escasas, proceden de los testimonios de los que ya han sido rescatados -fundamentalmente israelíes-, y reflejan la enorme tensión que se está viviendo entre los supervivientes extranjeros y nepalíes que esperan a ser evacuados de este profundo valle que ha quedado totalmente aislado tras el terremoto. Carreteras y caminos están bloqueados y la única manera de salir de la zona en la que se supone que están Isabel y Míchel es en helicóptero.
En las imágenes, Isabel Ortiz y el informativo nacional de Telecinco, en Castro informando sobre este asunto.