

Se ha quejado de que «esto pasa muchas veces. Cuando la oficina era pequeña porque era pequeña y ahora que es más grande está la misma gente y el mismo servicio lento a lo que hay que añadir que, casualidad, siempre hay una máquina estropeada».
Ayer fue el caso. «Había tres personas trabajando y una de ellas salio a desayunar a las 10:30 y no volvió hasta una hora después. Había una chica en el ordenador y otra en una ventanilla recogiendo papeles. Le digo a la de ventanilla si no pueden agilizar un poquito y me dice que hable con la directora. Voy a ella y me contesta que tienen una maquina estropeada y que el chico se ha ido a desayunar».
Según ha contado Ione «le dije que al menos saliera a mirar y ni se molestó». Esta vecina entendía que «había una maquina estropeada pero la del chico que salió a desayunar estaba libre. La chica que estaba con los papeles se podía haber puesto en ella o la directora para quitar clientes».
Según el testimonio de esta vecina, ayer había mucha gente protestando, gente que «me han dicho que han presentado quejas mil veces y que lo único que reciben es una carta pidiendo disculpas». En cualquier caso, defiende que hay que seguir «protestando y reclamando un servicio de calidad».