2 SEPTIEMBRE 2016 /
El constructor Jon Loroño baraja la posibilidad de recurrir al Tribunal Constitucional la decisión del Supremo de absolver el pasado mes de junio al magistrado Luis Acayro Sánchez de un delito de descubrimiento y revelación de secretos, anulando la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria por la que fue condenado el pasado mes de diciembre un año y tres meses de prisión y a tres años de inhabilitación.
En una nota de prensa emitida esta misma tarde, afirma que “este capítulo judicial no ha terminado, y esto lo debería tener en cuenta el señor Sánchez”. Le recuerda que “es uno de los muy pocos jueces en la historia de la judicatura española que se ha sentado en el banquillo, que fue condenado por el Tribunal Superior de Cantabria como un delincuente, acusado por el Ministerio Fiscal en todas las instancias y finalmente absuelto en el Tribunal Supremo con el voto particular de un magistrado que consideraba que debía ser condenado”.
Loroño afirma que “muchos funcionarios de Justicia se alegraron de su condena” y acusa a Acayro Sánchez de “amenazar con gestos y miradas a personas que injustamente imputó en su día, y amenaza e insulta a personas de mi entorno y se jacta del resultado de su proceso, porque se cree intocable. Se pavonea por las calles de Santander y amenaza con volver a Castro como juez”.
El constructor se pregunta “con qué credibilidad y autoridad impartirá justicia a partir de ahora, condenado por sus compañeros y con un prestigio profesional por los suelos”, preguntándose “si los ciudadanos nos merecemos un juez de esta catadura moral y personal”.
Para Loroño, esta absolución “no es su victoria, ha vencido el pueblo de Castro, que, gracias a mi proceso judicial, le ha perdido como juez, ya que le trasladaron forzosamente cuando fue procesado, aunque solicitó la baja médica, lejos de afrontar lo que sucedía”.
Jon Loroño tira de ironía “reconociendo un mérito” al juez Acayro: “haber arruinado al pueblo de Castro, situándole en todo el país como un pueblo lleno de corruptos, cuando no es cierto. Los que vivimos aquí nos queda una gran tarea, limpiar el nombre de este pueblo que usted ha ensuciado”.
Concluye la nota de prensa el constructor afirmando que “la Sala se ha equivocado en su absolución y puesto en marcha una bomba de relojería, que tarde o temprano estallará, ya que el zorro cambia de hábitos, nunca de costumbres”.