25 SEPTIEMBRE 2017 /
Enrique Solís, de la Unión de Consumidores de Cantabria, ha dado su punto de vista en Castro Punto Radio al respecto de la recogida de firmas en algunas gasolineras “por la tramitación como Ley de la Proposición no de Ley de 5 octubre 2016 por la que se garantiza la seguridad y derechos de personas con discapacidad, consumidores y usuarios con la presencia de personal en las estaciones de servicio”.
Solís se ha mostrado en contra de la automatización de estos servicios, “lo que intentaría dejar la responsabilidad de la empresa en el consumidor, que no puede, de manera sistemática, llegar a una gasolinera y hacer uso de un surtidor con combustible con los problemas que puede conllevar”. No se ha referido tanto a la utilización del surtidor, “que puede ser más o menos sencilla”, sino a inconvenientes que puedan surgir, como que “el combustible se derrame, la máquina se averíe o se genere algún incendio en un surtidor”. Una máquina automática “puede estar muy bien para coger un dulce, pero no para hacer uso de un combustible que es un producto peligroso”.
Entiende que para el manejo de este tipo de aparatos “tampoco es que se vaya a necesitar una titulación universitaria de grado superior, pero si una titulación mínima y debidamente acreditada para que la personas que se dedica a la manipulación de ese producto esté capacitada y no desviar esa responsabilidad al consumidor”.
Y es que, si pasa algo con la mala manipulación del surtido, “incluso ese consumidor se podría ver abocado a una responsabilidad por parte de la empresa por haber dañado sin querer una maquinaria o haber derramado el producto”. Con todo, ha insistido Solís en que “tiene que haber personas especializadas porque a nadie se le ocurre ir al médico y que le digan aquí tiene el bisturí y las vendas para que se opere”. En las estaciones de servicio “estamos hablando de productos sensibles, varios combustibles que son una mercancía peligrosa”.
El automatismo en cualquier tipo de servicio “va encaminado básicamente a ahorrar coste y eso está relacionado con la merma de puestos de trabajo y el deterioro en la calidad de los mismos”. El consumidor “debe estar debidamente atendido por una persona a la cual se pueda dirigir y resolver un problema puntual. Eso no te lo resuelve una máquina”.
Desde la Unión de Consumidores “propugnamos que las gasolineras con atención de al menos una persona sea el mayor número de ellas abiertas. No podemos estar a favor de una automatización sistemática de la prestación del servicio”.
Entiende que “muchas veces la Administración tira globos sonda para ver la reacción de los consumidores o los sindicatos”. Solís no sabe lo que va a pasar, pero su deseo es que “se reconsidere esa postura y se vuelva a la atención personal cara al público por trabajadores con cualificación”.