17 JUNIO 2015 /
El pasado sábado el Gobierno de Cantabria daba luz verde a una batida contra el lobo ibérico en Guriezo, Rasines y Valle de Villaverde. Finalmente se suspendió a causa de la niebla. Esta situación enfrenta a dos colectivos: por un lado los intereses y pérdidas que producen al ganadero y por otra, la defensa a los animales.
En cuanto tuvieron conocimiento de esta autorización gubernamental de permiso de caza, PACMA lo denunció ante la Consejería y la Dirección General de Montes, por ser para el Partido Animalista “inmoral e ilegal”, ya que el plazo de caza de lobo y jabalí sólo está autorizada para los meses de septiembre a febrero.
Laura Duarte, activista de PACMA, ha explicado en Castro Punto Radio el descontento con esta medida de control de lobos: “Lo que no podemos hacer es resolver los problemas a tiros. No podemos pensar que en el siglo XXI se puede cargar la escopeta y eliminar aquello que nos molesta. Nos avergüenza que desde la diputación y el Gobierno haya esta connivencia permanente de ganaderos y cazadores y en ningún caso haya un interés por proteger a los animales. Seguro que hay maneras de resolver este posible conflicto sin que haya que cargarse a los lobos”, indica Duarte.
Desde PACMA, aseguran que existen numerosas soluciones ante esta problemática como, por ejemplo, campañas de traslado de poblaciones e instalar métodos de vigilancia, control y para ahuyentarlos.
El Partido Animalista asegura que no en todos los casos es así, pero que algunas de esas denuncias por parte de los ganaderos “son falsas” y que éstos efectúan esas quejas para poder cobrar unos seguros de los que luego se benefician.
Duarte insiste en que existe un interés en apartar a los lobos para no perjudicar a los ganaderos y favorecer la caza en algunas zonas. “En el sur del Duero el lobo está protegido y su caza está totalmente prohibida y en el norte, donde hay estos intereses, se permiten de forma selectiva las posibles órdenes de caza”.
Además, en referencia a nuestra comunidad, la portavoz de PACMA señala que “es lo que está pasando en Cantabria, lo que ha ocurrido en Asturias y en Zamora también y es en esta zona norte porque se considera que a partir de ahí surgen estos conflictos”.
“Esto no tiene ningún sentido, simplemente hay una serie de intereses a los que atender y se salva la Ley de esta manera, diciendo que puntualmente se podrá autorizar la caza de lobo ibérico si se le considera perjudicial”.
El lobo ibérico es una especie en extinción, con lo cual “se debe proteger”. Desde PACMA insisten en que siempre intentarán hacer algo por impedir estas batidas y añade que, en casos como en Cantabria, “poco se puede hacer, salvo cambiar la Ley”.
Sobre este asunto, hemos hablado también con Santiago Berriolópez, ganadero castreño. Tras explicar que la nuestra no es una zona marcada por la peligrosidad de la especie, sí ha asegurado que “hay algún caso de ataques a explotaciones muy cercanas a la mía, con lo que nadie estamos libres”.
Tiene constancia de ataques importantes a compañeros en la zona de Rasines y Ramales donde “se han perdido hasta 18 ovejas que, en dinero, serán unos 100 euros por cada animal adulto”. Existen seguros, pero los ganaderos están molestos porque “he oído como que estamos defraudando a los seguros aprovechando la ocasión, cosa totalmente falsa. Me parece una aberración que se esté pensando que voy a eliminar parte de la cabaña de mi ganadería por el hecho de que tenga un seguro”.
Este ganadero castreño ve bien “que se intente estancar un poco la población de lobo porque es fácil decir qué bonito es, pero nosotros no vivimos del lobo, sino de nuestros animales que son los que nos llevan el pan a casa”.
Por lo que sabe, se ha llegado a un acuerdo entre los sindicatos de ganaderos, las agrupaciones de cazadores y la antigua Consejería para permitir ciertas batidas y controlar la especie. “En base a ese acuerdo, nuestra parte admite que el lobo está ahí y que hay que convivir con él, pero tengo entendido que esas pérdidas las asumiría el Gobierno. Estamos de acuerdo en que tenemos que convivir con el lobo y procuraremos que los ataques sean los menos posibles, pero las pérdidas no las puede sufragar el ganadero”.
Berriolópez es consciente de que “éste es un conflicto difícil” y asegura que los protectores de animales proponen medidas para evitar las batidas “pero, a día de hoy, no me han concretado un método de esos que mencionan. Hablan de buscar maneras de alejarlo de las explotaciones y eso es muy fácil decirlo desde una oficina, pero hay que verlo desde aquí, pisando jaros”.