30 MARZO 2017 /
La avispa asiática, que amenaza a la supervivencia de las abejas, está poniente en serio peligro la actividad de los apicultores. Y es que, lejos de menguar la afluencia de esta especie, la tendencia parece que va a más.
Así lo ha dicho en Castro Punto Radio, José María Billota, presidente de la Federación de Asociaciones de Apicultores de Cantabria.
Ha insistido en que “las cosas han empeorado”, algo que “era previsible, teniendo en cuenta las políticas que se han hecho hasta el momento para atacar este problema”. El año pasado “no se hicieron las cosas bien, a nuestro entender, porque no hay una legislación que permita poner trampas que no sean selectivas y, las que se podían colocar, eran sólo para cazar avispas”.
Este colectivo cree que “el trampeo de las reinas en primavera es la manera de atajar esta situación” y, “este año hemos conseguido convencer a la Administración para que los apicultores y Ayuntamientos puedan hacer ese trampeo, que consiste capturar a las reinas fundadoras, como un mecanismo vital para el control de la especie”.
Villota ha informado que en 2016 se quitaron, en Cantabria, 264 nidos de avispa asiática en octubre, 314 en noviembre y 260 en diciembre. Algo que “se podía haber evitado, si se hubiera atacado antes de esa época del año. Lo que no puede ser es que se denuncie un nido en junio y se tarden meses en quitar, como sucedió la campaña pasada”.
Los apicultores entienden que “la Administración se vio desbordada y se han ido retrasando las tareas meses. Cuando han visto que había tantos nidos, han empezado a retirarlos de manera intensiva. Ahora bien, en noviembre o diciembre ya no sirve quitarlos”.
Villota ha explicado que “se han mantenido reuniones con el Gobierno de Cantabria y se ha realizado ese protocolo nuevo que permite el trampeo, estando la situación en la línea en la que pensamos que tiene que estar”. Lo que es “insostenible” es que una Administración “se dedique a quitar nidos, porque es un gasto incalculable”.
La proliferación de la avispa asiática está afectando a la abeja, de la que se alimentan y, por tanto a la biodiversidad, ya que el fin de la abeja autóctona supondría dejar de polinizar la gran mayoría de las plantas silvestres. “Los que tenemos posibilidad de llevar las abejas a zonas altas estamos capeando el problema lo mejor que podemos. Más complicado es para aquellos apicultores que tienen colmenas en las zonas de la costa.
Para terminar, Villota ha destacado la importancia de que la población avise, en esta época del año, si ve un nido de avispa asiática “para poder poner solución antes de que sea demasiado tarde”.