16 ABRIL 2015 /
La oruga de la Procesionaria, una de las mariposas más abundantes en nuestro entorno natural, puede causar serios problemas a personas y animales.
Durante los meses de abril y mayo, este insecto se encuentra en la fase previa a la crisálida que después se transforma en mariposa. Abunda sobre todo en los pinares y es precisamente ahora cuando surge en formaciones de varios individuos, recorriendo distancias en fila india y suscitando la curiosidad de personas y mascotas.
La oruga dispone de un mecanismo de autodefensa generando una toxina que, al contacto con la piel, puede provocar reacciones urticarias, alérgicas e incluso necroxia de tejidos, inflamación de ojos y boca, etc.
Así nos lo ha contado en “Protagonistas Castro” Javier López Orruela, de la Seo Birdlife. Ya se han producido casos de perros que han muerto o han estado a punto de hacerlo tras tocar o ingerir estos insectos.
Por tanto, hay que tener especial cuidado en no entrar en contacto con estas orugas, no solo las mascotas sino también adultos y, sobre todo, niños.