26 ENERO 2017 /
El IES Ataúlfo Argenta acogió, ayer por la tarde, el acto de entrega a María Carmen Apesteguía Barrueta (Alumna del Centro Educativo de Personas Adultas) de uno de los premios del VI Concurso de Microrrelatos de Amnistía Internacional Cantabria.
El concurso consistía en construir una historia, de un máximo de 250 palabras, inspirada en una de las dos fotografías planteadas por la organización, que en este caso hacían referencia a la realidad de los refugiados.
El premio, consistente en una bolsa con material y productos de Amnistía Internacional España, fue entregado a la ganadora por José Antonio Alonso, responsable del área de Educación de la ONG en Cantabria, en presencia también de la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Castro Urdiales, Elena García Lafuente.
El relato ganador es el siguiente:
¡Fuimos al mar!
Siempre quiso ver el mar, ella, mi madre, y quiso que todos lo viéramos junto a ella.
Deseaba tanto ir de vacaciones a algún pueblo de la costa para bañarnos en él hasta hartarnos. Como ella decía “hasta que estemos arrugados de tanto estar dentro del agua salada”.
¡Y casi lo consigue!
Fuimos al mar, pero no de vacaciones.
Fuimos al mar, pero no todos juntos, faltaban papá y mi hermano mayor.
Fuimos al mar pero no a bañarnos en la orilla, sino a lo inmenso, a lo oscuro, a lo profundo.
Fuimos al mar pero no daba placer, daba miedo, daba terror.
Fuimos al mar pero no se oían risas en el agua al calor del sol, se oían gritos, llantos, lamentos en la oscuridad.
De esa oscuridad salió una luz que nos deslumbró, vimos sombras, oímos voces que no entendíamos pero transmitían esperanza, unas manos blancas se acercaron.
Fuimos saliendo de la oscuridad, todos teníamos prisa, tropezábamos, algunos caímos al agua, estaba tan fría que en un momento casi no podíamos movernos, nadamos lo más rápido posible y llegamos a la orilla pero… ¿y mamá? ¡Ella no sabe nadar!
Ha pasado mucho tiempo desde que fuimos al mar. Nuestros sueños se quedaron entre sus aguas oscuras. Mamá también se quedó en él.
Creo que ella quiso quedarse allí, había perdido demasiado, no tenía fuerzas para seguir.
Desde el campo de refugiados veo el mar.
¿Sabes, mamá? No es negro, es azul.