La Consejería de Educación y Formación Profesional mantendrá como obligatorio el uso de la mascarilla también en los espacios exteriores de los centros educativos en el arranque del curso 2021-2022 ante la “dificultad” de garantizar una distancia interpersonal de 1,5 metros; permite actividades al aire libre, como recreos, compartidas por el alumnado de distintas clases o cursos en función del número de alumnos y flexibiliza la celebración de actividades extraescolares y complementarias.
Estas son algunas de las medidas que regirán el próximo curso y que la titular de la Consejería, Marina Lombó, ha detallado a la comunidad educativa en una sucesión de reuniones celebradas vía telemática. A partir de ahora, se recibirán las aportaciones de todos los agentes educativos, con la idea de cerrar definitivamente el borrador antes de finales de julio y remitírselo a la Dirección General de Salud Pública para su aprobación definitiva. Será entonces cuando se publique en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC).
A grandes rasgos, ha resumido Lombó, se “mantiene la organización de los centros en interiores, se flexibiliza en exteriores y se favorece la celebración de actividades extraescolares y complementarias”. Todo ello, ha continuado, gracias al avance de vacunación y al conocimiento “mayor” que se tiene hoy del virus, que hace, por ejemplo, que “no tenga ningún sentido prohibir que los niños y niñas compartan materiales de juego o funcione el préstamo de libros en las bibliotecas y, sin embargo, sí esté absolutamente clara la necesidad de la ventilación cruzada, el uso correcto de la mascarilla y mantener el sistema de rastreo”.
Según ha explicado, el documento se ha realizado en base a la ‘Propuesta de medidas de prevención, higiene y promoción de la salud frente al COVID para centros educativos para el curso 2021-2022’, elaborado conjuntamente por los Ministerios de Sanidad y Educación, y elevado posteriormente a Declaración de Actuaciones Conjuntas, de obligado cumplimiento, por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Así, aunque Lombó ha asegurado que su departamento “está abierto” a las sugerencias de la comunidad educativa, los cambios deberán tener en cuenta esas normas de obligado cumplimiento que ya recoge la propuesta de la Consejería.
El protocolo mantiene gran parte de las medidas implantadas el pasado curso como, entre otras, toma de temperatura, ventilación -preferentemente cruzada-, refuerzo de la limpieza, planes de contingencia, la declaración responsable, que habrán de firmar todas las familias y la necesidad de que cada centro nombre un coordinador COVID para el funcionamiento del ‘corredor educativo’ que las Consejerías de Sanidad y Educación se han comprometido a mantener hasta el final de la crisis sanitaria.
La mascarilla será, de nuevo, obligatoria a partir de los seis años y aconsejable de tres a seis, salvo los momentos de ingesta de alimentos y bebida y la práctica de Educación Física y otras actividades, siempre y cuando se desarrollen al aire libre y se pueda garantizar una distancia de, al menos, 1,5 metros.
Habrá, de nuevo, grupos estables de convivencia hasta sexto de Primaria –y opcionales en el resto de etapas y enseñanzas- y entradas y salidas escalonadas. Sin embargo, sí se flexibilizan las actividades al aire libre. El texto establece que en escenarios de trasmisión de riesgo bajo, se permite la interacción entre grupos en actividades al aire libre, tales como recreos, actividades deportivas, proyectos, etc.
En el caso de Infantil y Primaria, los centros fijarán antes del inicio de curso los grupos de convivencia estable que interactuarán entre sí al aire libre y se mantendrán fijos por periodos lectivos. En concreto, podrá interactuar todo el alumnado de un mismo curso en centros con tres o más líneas por curso, de dos niveles distintos en los de hasta dos líneas, todos los de la misma etapa en centros de una sola línea y, finalmente, en escuelas unitarias y Centros Rurales Agrupados, todo el alumnado del centro.
Estas mismas agrupaciones regirán para las salidas fuera de centro que, a diferencia del pasado curso, sí están permitidas, exceptuando aquellas que impliquen pernocta. Una decisión que, avanza el borrador de protocolo, se revisará periódicamente.
También se flexibiliza la celebración de las actividades extraescolares, que el pasado curso estaban permitidas, pero habían de respetar los grupos estables de convivencia establecidos para las aulas, extremo que, en la práctica, dificultó su celebración. Ahora, cuando no sea posible mantener esos grupos, se organizarán nuevos grupos estables específicos para estas actividades que serán fijos. Los organizadores de estas actividades deberán informar al Coordinador COVID de los centros de estas agrupaciones, para facilitar el rastreo si se detecta un positivo entre los participantes.
Del mismo modo, este próximo curso se abre la posibilidad de que acceda al centro educativo el personal que estime conveniente el equipo directivo para el desarrollo de iniciativas relacionadas con actividades complementarias, la acción tutorial o el Proyecto Educativo de Centro. En estos casos, además de respetar todas las medidas establecidas, el centro deberá guardar un registro diario de quiénes entran al recinto escolar y están en contacto con el alumnado.
Se retoman también las reuniones presenciales con las familias, para facilitar el seguimiento del alumnado, así como las reuniones presenciales de los órganos colegiados de gobierno de los centros, las asociaciones de padres y madres y las de alumnos, siempre respetando las medidas de prevención.