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‘ROBERTO EL PIRATA’ DEDICADA UNA JORNADA A BEDOYA, “EL ÚLTIMO GUERRILLERO DE LA CORNISA CANTÁBRICA”

Libro sobre El Bedoya

17 SEPTIEMBRE 2015 /

La Asociación Cultural Roberto el Pirata organiza mañana viernes a las 7 de la tarde en la Casa del Mar una jornada que tiene por título “Bedoya y los que se echaron al monte”. Se trata de una charla interactiva a cargo del historiador cántabro Fernando Obregón, en la que se podrá debatir y formular preguntas.

Al “guerrillero” Francisco Bedoya se le conoce sobre todo la zona occidental de Cantabria. Durante su huida hacia Francia murió en nuestro municipio, a los pies del monte Cerredo.

Obregón ha contado en Castro Punto Radio algunos aspectos sobre este personaje y por qué se le denomina el último guerrillero: “fue el último que se echó al monte en 1952, una fecha muy tardía en la que sólo quedaban 6 guerrilleros en Cantabria supervivientes de la Brigada Machado, y además, Bedoya fue el último en morir”.

Durante los cinco años y medio de supervivencia en el monte, algunos guerrilleros se dedicaban a robar, secuestrar y en algunos casos matar, sin embargo, Francisco Bedoya no asesinó a nadie, lo que, según Obregón, “no se corresponde con su fama de sanguinario”.

En aquella época quedaban los resquicios del Bando Republicano del Partido Comunista tras finalizar la Guerra Civil, donde estos grupos de resistencia vivían en zonas de montaña: “esos estaban en la zona de Liébana, en los Picos de Europa, pero actuaban por toda la zona occidental de Cantabria. Los inviernos en los Picos son muy duros debido a las nevadas y a las bajas temperaturas y se trasladaban a la zona de San Vicente, Comillas y Monte Corona, área próximo a la costa donde los inviernos eran más soportables. Pero no hay que olvidar que la guerrilla sobrevivía en el monte gracias al apoyo de la gente”, ha indicado Obregón.

Durante esos cinco años y medio en el monte, estuvo acompañado de otro guerrillero, Juanín. Cuando mataron a su compañero, Bedoya decidió huir hasta Francia, y fue en esa huida cuando fue muerto por las fuerzas policiales franquistas el 3 de diciembre de 1957, quienes se tomaron ese hecho como un gran triunfo.

La figura de Francisco Bedoya se recuperó tras la dictadura, y el escritor Isidro Cicero publicó su libro “Los que se echaron al monte”, uno de los más vendidos en Cantabria. Éste fue el detonante para que la situación de los guerrilleros saliera a la luz públicamente. En esa misma época, la familia pudo trasladar sus restos mortales al camposanto de Ciriego (Santander), tras estar más de 20 años enterrado fuera de los muros del cementerio de Castro.

En Ciriego descansa hoy en el mismo nicho que su cuñado, quién le traicionó dando lugar a su captura.

El próximo 26 de septiembre, en una de las jornadas organizadas por Roberto el Pirata, se colocará una estela esculpida por Javier Olaizola en el lugar donde falleció el guerrillero.

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