En circunstancias normales, deberían ya estar en Castro los niños Bielorrusos que pasaban la época estival en nuestro municipio de la mano de la asociación Acobi, pero este año se cumplen cuatro veranos sin que sea posible su llegada. Primero fue la pandemia y después los conflictos entre su país y Europa y la guerra en Ucrania.
Lo más preocupante es que “con Bielorrusia es muy difícil que cambien las cosas, con lo que no parece posible que estos niños puedan volver a venir como lo hacían antes”. Así lo ha señalado en Castro Punto Radio la presidenta de Acobi, Irene Cubero, al tiempo que ha afirmado que “la actividad de la asociación está totalmente parada y habríamos dado por finalizada nuestra labor de acogimiento”.
Han ido mandando a los niños, poco a poco y como han podido, el dinero con el que contaba la asociación y, “a partir de ahora, es una labor un poco más personal de las familias que han acogido niños y que siguen en contacto con ellos, mandando dinero y otros materiales cuando es posible y tratando de traerlos ya por libre”.
Algo que no es para nada sencillo. “Los que ya son mayores de edad lo tiene algo más fácil, aunque necesitan un visado que tienen que ir a solicitar a Moscú y que puede no ser concedido. Los menores lo tienen más difícil por necesitan un permiso de sus padres y venir con una azafata. Y ya los que están en orfanatos o familias de acogida lo tiene imposible porque el país no da permiso para su salida”.
