Tras ocho años como párroco en Castro Urdiales, Alejandro Castillo inicia una nueva etapa en su vida y en su vocación fuera del municipio. Como él mismo ha contado en Castro Punto Radio “todo se basa en las necesidades que la Iglesia tiene de nosotros. En este momento estamos en un periodo de transición de un seminario diocesano a uno interdiocesano y es un proyecto que hay que ir elaborando. En este sentido, se ha visto la necesidad de que yo tuvieran que volver a Santander y empezar este proyecto”.
Ha recordado que su vida “siempre ha estado bastante relacionada con los procesos de formación de los seminarios y tampoco me sorprende mucho la tarea, que es apasionante e ilusionante para los nuevos tiempos”.
De sus ocho años en Castro se lleva, ha dicho, “muchas cosas y un balance positivo. Pero si tuviera que destacar por algo, lo más significativo para mí ha sido la gente que llevo ya en mi corazón para siempre. Una gente que me acogió siempre con mucho cariño, me he sentido comprendido y he recibido mucha colaboración en todos los ámbitos. Las personas es lo que más me llevo”.
Antes de llegar a Castro “me contaban que era un municipio muy grande con sus particularidades y, poco a poco he ido descubriendo a su gente y he estado muy feliz. Lo importante siempre es dejarse un poco sorprender por el camino que me marque Dios”.
Donde se deja el hueco “hay que llenarlo y el obispo estará pensando en la persona con el perfil más adecuado para Castro. Supongo que no tardará mucho porque yo ahora estoy en transición y haciendo un poco todo”.