Santiago González, Alex Sasia y Luca Filipponi son tres jóvenes castreños que viven y estudian en Madrid. Días antes de que se decretara el Estado de Alarma decidieron recluirse en su vivienda en vez de regresar a Castro, aunque ya se había suspendido su actividad universitaria.
Una decisión tomada “por responsabilidad”, ya que Santiago presentaba síntomas con 39 grados de fiebre el dia 10. “Al día siguiente me recuperé tomando paracetamol y acordamos quedarnos en casa por prevención. No sabíamos si era el coronavirus o una simple gripe”. Además era dificilísimo contactar con algún médico u hospital porque “todos los teléfonos de la Comunidad de Madrid estaban colapsados”.
Al pasar los días, Álex y Luca han ido desarrollando síntomas leves pero “hacemos un montón de cosas”. Ambos nos contaban que “no nos ha dado tiempo a aburrirnos”. En el piso, de 5 habitaciones y 5 baños, se encuentran ellos tres y un amigo que se iba a quedar solo en su casa y que se unió a este confinamiento antes de la declaración del Estado de Alarma.
Llenan su tiempo con teletrabajo, lectura, series, películas, estableciendo horarios y rutinas. Aunque todo a través de soportes digitales, ya que no tienen televisión. Se informan por otras vías y creen que “tanta noticia negativa no es buena. Vives con miedo”.
Hablan con sus vecinos, incluida una señora de 80 años y están en contacto permanente con sus seres queridos. Incluso han intensificado su relación con los amigos de toda la vida, a quienes están conociendo “como nunca”. Uno de ellos, desde San Sebastián, les está enseñando a cocinar y preparar “platos muy elaborados”.
En el entorno de su casa “se oyen muchas ambulancias y el paso de aviones y helicópteros del Ejército. También hemos visto algún altercado con gente que incumple las normas y la policía está ahí, al pie del cañón”.
Respecto a sus estudios, los continúan de forma telemática aunque, en el caso de Álex por ejemplo, es más complicado porque está estudiando Arquitectura y “los proyectos son algo muy práctico”. Ahora la incertidumbre se centra en el final del curso y los exámenes.
Los tres nos han asegurado que “cada día estamos deseando que lleguen las 8 de la tarde para salir a aplaudir. Hay gente que saca los altavoces al balcón y ponen la música a todo volumen. Es emocionante”. Han finalizado enviando “un besazo a todos los familiares y amigos, aunque hablamos con ellos a todas horas”.