6 DICIEMBRE 2018 /
El Tribunal Supremo (TS) ha desestimado el recurso de casación interpuesto por el hombre condenado a trece años y medio de cárcel por intentar matar a otro, con un cuchillo, en Castro Urdiales, y causar lesiones graves a su hermano, suceso ocurrido el 10 de mayo de 2016 (en la imagen).
Según informa Europa Press, el representante legal del procesado, de 46 años de edad en el momento de los hechos, alegaba diferentes motivos, como infracción legal al entender que documentos de la causa no habían sido contradichos con la prueba o aplicación incorrecta de las penas establecidas, motivos todos ellos que la Sala de lo Penal del TS rechaza y ratifica la condena fijada en noviembre de 2017 por la Audiencia Provincial de Cantabria.
Este tribunal condenó entonces a trece años y medio de prisión al procesado por intentar acabar con la vida de un antiguo amigo, de 51 años en aquel momento, asestándole varias cuchilladas por la espalda cuando se disponía a abrir la puerta de su vivienda, en la calle Arturo Dúo, al retornar de noche de su trabajo como empleado del Mesón Marinero. Además, acuchilló en diversas partes del cuerpo al hermano de la víctima, de 41 años de edad, cuando acudió en su auxilio.
La Audiencia consideró al acusado autor de un delito de asesinato en grado de tentativa y otro de lesiones agravadas por uso de armas. Junto a ello, y dado que los hechos se iniciaron en el rellano de la escalera y continuaron en el interior de la vivienda de los agredidos, también le imputó un delito de allanamiento de morada.
Además, se le condenó a alejamiento de los dos agredidos durante veinte años, y se estableció una medida de seguridad de diez años de libertad vigilada tras su salida de la cárcel. La sentencia de la Audiencia cántabra fijaba una indemnización total de 28.647 euros a los dos hermanos agredidos y al Servicio Cántabro de Salud, por los gastos ocasionados durante la curación de los lesionados.
En su respuesta al recurso de casación, y a propósito de las eximentes invocadas por la defensa al entender que su patrocinado estaba “gravemente” afectado por la ingesta de alcohol, drogas y medicamentos, los magistrados del TS consideran que estas afirmaciones no solo están “huérfanas de prueba”, sino que además “chocan frontalmente con el informe médico de urgencias elaborado escasas horas después de los hechos”, en el que se descartaron tanto síntomas psicóticos como relacionados con el consumo alegado.
Además, los forenses concluyeron, tras explorar al implicado, que si bien presentaba un posible trastorno de personalidad, conservaba la capacidad de distinguir si lo que había hecho estaba bien o mal, tal y como subraya la sentencia del Supremo, que descarta así que el autor del ataque tuviese sus facultades de conciencia y voluntad “anuladas” o “severamente alteradas”.
En cuanto a supuestas contradicciones, el tribunal aclara que estas deben ser importantes y tener “virtualidad” suficiente para modificar el fallo.
Finalmente, sobre la pena impuesta, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo considera que la Audiencia cántabra justificó “adecuadamente” los 13 años y medio de cárcel, periodo que está “dentro del arco a imponer” en las razones que concurren en este caso.
La nueva sentencia destaca al respecto la “alta violencia” de los hechos y las lesiones que padecieron las víctimas, y recalca además que el intento de asesinato debe permanecer en la determinación de la pena, por la “verdadera y real” intención del recurrente de acabar con la vida de agredido y el ataque que profirió también contra su hermano.
LE ESPERÓ OCULTO EN LA ESCALERA
Según relataba la sentencia de la Audiencia Provincial, el acusado acudió el 10 de mayo de 2016 provisto de un cuchillo de cocina al edificio de Castro Urdiales donde residía un antiguo amigo con el que había roto amistad años antes, y permaneció en el interior esperando su llegada.
Cuando éste regresó del trabajo y acababa de abrir la puerta de su vivienda, el acusado, “que se encontraba oculto esperándole, de forma sorpresiva e inesperada y con ánimo de acabar con su vida, se acercó por su espalda y le asestó una primera cuchillada”.
Acto seguido, ambos entraron en la vivienda, donde “siguió propinándole varias cuchilladas”, mientras el agredido gritaba pidiendo auxilio. Alertado por los gritos, acudió su hermano, “siendo asimismo acuchillado en repetidas ocasiones”.
También acudió la esposa del primero, pero ninguno de los tres lograron arrebatar el cuchillo al acusado, que finalmente abandonó la vivienda con el arma.
Cuando salió del portal, se encontró con la hija de la víctima que había salido a pedir ayuda, y entonces el agresor le dijo que “le tenía que cobrar a su padre”.
Como consecuencia de la agresión, el primero de los atacados sufrió dos heridas en la región lumbar, otra en el muslo y otra en una mano, y su hermano, lesiones en un brazo, en la zona del esternón y en una mano.