Desde hace casi dos semanas, una pareja de artistas nómadas decora la playa de Brazomar con sus esculturas de arena. Ella es andaluza, él es gallego y ambos están “enamorados” de esta zona. Ya se han recorrido toda la costa española y también la portuguesa, desplegando su talento.
Ambos pernoctan en la propia playa y viajan con su perro y con el equipaje justo. Sólo lo más necesario y muchas ganas de agradar a la gente con su trabajo, especialmente a los niños. No piden nada, pero algunas personas les entregan “la voluntad” para agradecerles su obra, y con ello, van cubriendo sus gastos básicos.
Aún no saben cuánto tiempo más permanecerán en Castro ni hacia dónde se dirigirán. Es una vida sencilla, intensa y en permanente movimiento que ambos han elegido. Las esculturas están ubicadas en la parte superior de la playa, en la curva del paseo, justo bajo la balaustrada que la circunda.