La Arqueología es una disciplina que, además de propiciar grandes descubrimientos del pasado de la Humanidad, en excavaciones y yacimientos repartidos por todo el mundo, también se aplica al seguimiento y control de la obra civil. Es lo que se denomina Arqueología de Gestión, a la que se dedica la empresa cántabra Cortés Arqueología y Patrimonio, que actualmente está trabajando en las obras de calles castreñas como Javier Echavarría.
Su responsable, Carlos Cortés, señalaba en Castro Punto Radio que su trabajo implica estar constantemente “a pie de zanja”, sea cual sea la envergadura del trabajo. Desde una canalización eléctrica hasta la construcción de una autovía, porque “estamos para proteger el patrimonio, que es de todos”.
Las licencias de obra no se dan sin solicitar previamente la intervención de un arqueólogo. Si se encuentra algo, los trabajos se paralizan de inmediato para analizar los hallazgos in situ. Después se comunica a la administración competente y ésta decide qué hacer, dependiendo de la importancia de los restos. “Por un objeto casual como una moneda, la obra no se paraliza, se recupera el objeto y se señala el lugar de su descubrimiento”.
“Para cualquier obra civil se pueden hacer modificaciones si lo encontrado es de mucha importancia. Si es así, es fundamental preservarlo dentro de su contexto. Un yacimiento importante es un recurso cultural y turístico que genera riqueza”, explicaba.
La Arqueología de Gestión es una disciplina joven. Su papel se hizo imprescindible desde la entrada en vigor de la Ley del Patrimonio en los años 80, después de haberse destruido importantes hallazgos durante décadas. A partir de ese momento, tanto instituciones como empresas y particulares deben contar con un servicio arqueológico si la parcela en la que se vayan a producir movimientos de tierras tiene algún grado de protección.
Pero que una zona no esté catalogada, “no quiere decir que no exista algo de valor. Ha habido muchos descubrimientos singulares y sería recomendable un seguimiento arqueológico en todos los casos”.
Carlos Cortés tiene un vínculo muy especial con nuestro municipio. No en vano, a los 18 años participó en la investigación del Castro de la Peña de Sámano, dirigida por los arqueólogos Ramón Bohígas y Mikel Unzueta. “Fueron más que maestros”, decía, añadiendo que “es un castro muy importante y queda mucho por excavar allí. De los más importantes que hay, unas 10 hectáreas, el origen de Castro Urdiales”.