Los trabajadores de Emerson (Fluidocontrol) no se esperaban la presentación del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) anunciado ayer por el Comité de Empresa, que supondrá el despido de 43 trabajadores de los 78 que, actualmente, conforman la plantilla. En la factoría de Brazomar se quedará, únicamente, la oficina de ventas y comercial con un pequeño almacén.
Según ha manifestado a Castro Punto Radio el portavoz del Comité, José María Rodríguez, “no lo veíamos venir nadie. Que se produjesen reajustes con el paso del tiempo, sí, pero hasta el punto de desaparecer la producción, no. Se la llevan a países ‘más productivos’, o como les llamo yo, ‘low cost’, pero la red comercial se sigue manteniendo, ya que en los países occidentales de Europa hay mucho mercado”.
Recordemos que ya en enero de 2019 hubo 24 salidas de la empresa, “que las justificaron con el fin de potenciar la producción, ser más competitivos y dar continuidad a la fábrica. Año y medio después, los resultados no acompañan debido a una deslocalización de productos que vemos desde hace 5 años, y ahora agravado por el Covid, ya que el mercado en España no se mueve, que es nuestro principal nicho de clientes”.
La deslocalización, según el Comité de Empresa, “viene desde 2015, cuando nuestros productos más estándar se fueron a la fábrica de Polonia, donde la compañía ha hecho grandes inversiones y el coste de mano de obra es más barato. En junio de 2018, Emerson adquirió otra empresa de la competencia a nivel europeo, y con la fusión, en el catálogo de productos salimos mal parados y pasaron a realizarlos desde aquella, que se encuentra en Hungría. Estamos compitiendo contra dos países del Este de obra low cost, muy barata”. Una deslocalización que Emerson también ha llevado a cabo en otra factoría de Holanda.
Los trabajadores tuvieron noticia del ERE “a partir del 1 de julio y tenemos un plazo de negociación que acaba el 4 de agosto”. De momento se han mantenido cinco reuniones en las dos últimas semanas con la dirección de la empresa: “lo que intentamos es minimizar el impacto de 43 trabajadores despedidos, pero es muy difícil, ya que la compañía es bastante tajante. Estamos dispuestos a rebajar salarios, modificar condiciones de trabajo… aunque no vemos opciones a día de hoy. Entonces intentaremos que las indemnizaciones sean lo más grandes posible”, afirmaba José María Rodríguez.
La sensación tras cinco reuniones “es que estamos peleando contra un gigante muy poderoso. Da mucha rabia e impotencia cuando te quieren poner en la calle sin ningún tipo de opción para poder paliar este desastre, son decisiones que se toman fuera de España. Somos un granito de arena en una compañía de 88.000 trabajadores”.
Hay gran desolación entre los trabajadores, al ser una empresa castreña de 50 años, “que nos ha tratado siempre bastante bien con nosotros, pero ha entrado una multinacional”.
Si para el 4 de agosto no hay acuerdo, la empresa continuará con el proceso del ERE y será la Justicia la que decida si se acepta o no.
Si no hay acuerdo, el Comité de Empresa plantea movilizaciones: “nunca se han hecho, siempre hemos sido muy discretos. Las salidas de la empresa del año pasado se consensuaron, fueron voluntarias de personas cerca de la jubilación. Pero la plantilla de ahora tiene una media de edad de 40 años, y por tanto sí que nos movilizaríamos en un plazo de semana y media”.
Los representantes de los trabajadores se han dirigido al Gobierno de Cantabria, “que nos recibió, tenemos su apoyo en el caso de que se necesitara una inversión, pero la empresa no está por ello, la empresa quiere una deslocalización”.