Como ya hemos informado, la prestigiosa revista ‘Nature Communications’ ha publicado los resultados de un amplio estudio de investigación sobre el consumo de lácteos en las sociedades prehistóricas europeas de hace 7.000 años, a partir del análisis de residuos en las vasijas encontradas en 24 yacimientos arqueológicos entre Portugal y el Báltico, entre ellos, la cueva Los Gitanos, en Montealegre (Sámano)
Juan Tomás Molinero, entre otras cosas autor de la Carta Arqueológica de Castro Urdiales, relataba en Castro Punto Radio cómo en 1983, el Grupo Espeleológico La Lastrilla (GELL), investigando la zona calcárea de la Peña de Sámano, descubrió tres cavidades: un abrigo, esta cueva y otra más pequeña. Se hallaron restos de excavaciones furtivas y materiales de una época calcolítica que no estaba estudiada en Cantabria, donde siempre se ha volcado la investigación en el Paleolítico.
Los Gitanos se cerró y, a partir de 1995, un equipo dirigido por Roberto Ontañón se dedicó a estudiar dicho período, con esta cavidad como una de las más interesantes.
A pocos metros de la cueva está el Abrigo del Cráneo, Cuevaseca (en la que aparecieron cerámicas muy interesantes), la Cueva de Hoz y, a unos 500 metros, La Lastrilla. Por ello, Molinero destacaba que “es el núcleo paleolítico más importante de la comarca, y está en el fondo del Valle de Sámano”.
El período de Los Gitanos va desde el final de la vida nómada, depredadora y recolectora, hasta la práctica de la ganadería y la agricultura, que trajo consigo el establecimiento de comunidades humanas. Es decir, el inicio del Neolítico.”Estas gentes, según los investigadores, fueron quienes construyeron los complejos megalíticos de la zona”, señalaba.
El estudio publicado por ‘Nature Communications’ se centra en los residuos hallados en vasijas para determinar qué productos utilizaban en aquella época. En Los Gitanos han encontrado cerámicas con restos lácteos, aunque también una gran concentración de moluscos marinos en el nivel “A”, el más importante de la cavidad, lo que les induce a pensar que se trata de un “conchero”, es decir, un depósito prehistórico de conchas y otros restos de moluscos y peces que servían de alimento a los humanos. Se puede tratar, por tanto, de una alternancia de productos en la dieta de estas comunidades.
Juan Tomás Molinero ha insistido en que “en Castro tenemos mucha suerte. Cuando hacemos excavaciones, el libro viene con todas las páginas”. El patrimonio subterráneo del municipio es muy rico, pero habilitar visitas es otra cosa. Molinero recordaba, por ejemplo, el proyecto que se elaboró para la posible apertura de La Lastrilla hace casi 20 años, en el que él mismo participó. Entre otras cosas, aportaba estudios que contemplaban hasta 150.000 visitantes en los tres primeros años y proponía la creación de una fundación, que destinara todo lo recaudado a limpiar y tamizar los restos de las excavaciones furtivas, acciones con las que se suelen hallar yacimientos importantes.
Otro proyecto, elaborado en la legislatura 1999-2003, (en la que Molinero era concejal), presentaba un Parque Arqueológico en la entrada de la Cueva del Cuco, incluyendo una reproducción al estilo de la que se hizo en Altamira.
Molinero lamentaba que “se hacen investigaciones esporádicas pero no se sigue una línea de trabajo, está todo muy abandonado”. Recuerda que la mayoría de nuestras cavidades son muy pequeñas, y es mayor el peligro al que se pueden exponer las pinturas rupestres que lo que se puede ver en realidad. “Lo único que merece la pena abrir en Castro es la cueva de La Lastrilla. Tanto el Ayuntamiento, como la Junta Vecinal de Sámano y la Consejería de Cultura tienen el proyecto”.
A continuación mostramos imágenes de algunos de los hallazgos realizados en la cueva Los Gitanos de Montealegre.