Hemos hablado en Castro Punto Radio con las hermanas María y Virginia Fernández que, junto a su familia, tienen acogidas desde hace unos días a cuatro ciudadanas ucranianas de 14, 15, 21 y 44 años.
Como han contado, “en el verano de 1996 tuvimos con nosotros a un niño ucraniano. Con los años, perdimos el contacto pero conseguimos localizarle por redes sociales en 2019. Cuando la cosa comenzó a ponerse fea en su país, le dijimos que si necesitaba algo nos lo dijera. Aún no había comenzado la invasión y nos trasladó que si todo empeoraba quizá nos mandaba a su hija”. La situación empeoró y “tenemos con nosotros a su hija y a una mujer de 44 años con sus dos hijas, que firmó un papel para hacerse cargo también, a efectos de madre, de la niña de 14 años”.
Desde que estas ciudadanas ucranianas deciden salir de su país y la familia castreña acogerlas, la tramitación y el proceso no han sido fáciles. “Intentaron primero salir del país por Cracovia (Polonia), pero no pudieron porque estaba colapsado. Buscaron otra vía y salieron andando para cruzar la frontera, coger un autobús y un tren y llegar a Bratislava (Eslovaquia). Allí les conseguimos un hotel y, al día siguiente, salieron en avión hacia Roma y, al siguiente hasta Santander”. Viajes con un elevado coste que la familia de Virginia y María han podido sufragar “gracias a la colaboración de muchos amigos y conocidos, a los que les agradecemos la ayuda”.
Una vez en Santander, “nos aconsejan ir a Extranjería para hacerles los papeles. El policía nacional que había en el aeropuerto se ofreció a ir agilizando las cosas para que, cuando llegáramos a la sede de Extranjería, sólo tuvieran que ponernos un sello. Cuando llegamos a esa sede, nos dijeron que al no tener cita previa no nos atendían. Desde las 8:30 que aterrizaron, llegamos a Castro a la una de la tarde sin haber podido hacer esos papeles”.
Por el momento, “hemos conseguido empadronarlas, que tengan una tarjeta sanitaria provisional hasta que se gestione todo con Extranjería (tienen cita para mediados de abril) e iniciar el proceso de escolarización de las niñas de 14 y 16 años, que creemos esté listo esta semana”.
Mucha burocracia y pocas facilidades es lo que se ha encontrado esta familia que espera que los trámites “se agilicen de aquí en adelante para el resto de ciudadanos que quieran acoger”.
Sobre el proceso de adaptación de estas cuatro mujeres, que están en Sámano en la casa de los padres de Virginia y María, han contado que “los dos primeros días se los pasaron casi enteros durmiendo. Tenían también mucho frío. Entendemos que no están acostumbradas a la humedad que hay aquí y que, además, estaban destempladas por los días de viaje, sin dormir, sin apenas comer y con mucha preocupación”. Ahora “ya están más o menos adaptadas y más tranquilas. Hemos ido al supermercado para que compren productos que consumen ellas, cuya alimentación es muy distinta a la nuestra”.