La sucesión de cuatro días festivos (incluido ayer sábado, como fin de semana no laborable para la mayor parte de trabajadores) en un mes como diciembre, trae de nuevo a la palestra el diseño del calendario laboral de Cantabria, que para muchos, es bastante incongruente.
En el espacio de un mes, del 6 de diciembre al 6 de enero, vamos a disfrutar en nuestra región de cinco días festivos: viernes 6-diciembre, lunes 9 (no festivo nacional, solo en ocho CCAA), miércoles 25, miércoles 1 y lunes 6 de enero. A los que se añaden los días 24 y 31 de diciembre, que en numerosos sectores están catalogados como de “media jornada”.
Es decir, cinco fiestas en 32 días.
La incongruencia del calendario laboral de Cantabria radica en que en los siguientes 93 días (más de tres meses) no habrá un solo festivo en nuestra región, con el hecho añadido que febrero de 2020 tiene un día más, al ser año bisiesto. La siguiente jornada no laborable después de Reyes es el Jueves Santo. En ese momento, se volverán a encadenar 5 días de macropuente (contando el sábado de la Semana Santa) y salvo el 1 de mayo, fiesta nacional obligatoria, no volveremos a contar con un festivo hasta otros tres meses después, el martes 28 de julio, Día de las Instituciones de Cantabria. A menos en Castro disfrutaremos del viernes 26 de junio, San Pelayo, como festivo.
Pero esta ausencia de festivos en el primer trimestre del año y concentración de las mismas en otros momentos, no es nueva en nuestra región, se lleva produciendo desde hace bastantes años.
Por compararnos con la comunidad limítrofe a Cantabria y Castro Urdiales, el País Vasco, allí no se da la misma aglomeración de festivos en diciembre: por lo pronto, mañana lunes día 9 es laborable.
Además, su calendario de 2020 es más coherente que el nuestro: el 19 de marzo, Día de San José, es festivo, con lo que no se produce un periodo tan largo como en Cantabria de semanas completamente laborables. Sin duda un ejemplo que podríamos seguir.