La inmensa mayoría de las comunidades de propietarios de Castro que cuentan con piscina han decidido abrir estas instalaciones tras agilizarse las medidas de seguridad que, en principio, habían establecido las autoridades competentes para este tipo de servicios.
Como ha explicado en Castro Punto Radio el administrador de fincas castreño, Pablo González, “la primera de las normativas estipulaba un aforo máximo del 30%, pero ahora, para piscinas de urbanizaciones, se permite el 75% de la capacidad de la instalación, siempre que sea posible respetar una distancia interpersonal de 1,5 metros. Un cambio enorme”. De esta forma, “en una piscina de 100 metros cuadrados, que es la media de las que hay en Castro, en circunstancias normales podrían bañarse al mismo tiempo 40 personas. Con aforo máximo del 75%, pueden hacerlo 30”.
Los propietarios “nos comentan que nunca se bañan 30 personas a la vez, con lo que el control del aforo es mucho más factible”. De esta forma, “la posibilidad de contratar un controlador, que se ha estado barajando durante semanas, ya no tiene tanto sentido en algunas instalaciones”. Dependiendo del tipo de comunidad, de la zona exterior que tengan y de la cantidad de vecinos, “se podrá hacer un uso u otro”. Así, “en algunas instalaciones se han establecido turnos. Nosotros, en determinados casos, hemos repartido pulseras de distinto color. Bajarían todos a la piscina y, si la cosa está complicada, los que tienen pulsera roja se bañarán en unos horarios y los de verde en otros, adelantándonos a un posible colapso del aforo”.
Como en todos los casos de esta nueva normalidad, “la responsabilidad de cada uno será imprescindible y está en manos de los vecinos que la instalación funcione”. Este año “se espera que las piscinas tengan un uso mayor al de otros años por la situación de las playas y, más si cabe, en aquellas urbanizaciones que están en el entorno de la playa de Brazomar, que tiene menos capacidad. Esto supone un extra de responsabilidad con respecto también a los invitados porque va a ser complicado y todos tenemos que poner de nuestra parte. No se puede prohibir, sino pedir a la gente que evite traer personas ajenas a la urbanización y que, si las traen, sean responsables de ellas y de que se cumplen las normas de aforo”.
En cuanto a la desinfección de estos espacios, “la normativa establece hacer una completa diaria antes de abrir la instalación. En nuestro caso, hemos querido ir un poco más allá por la seguridad de los vecinos y realizar dos. Una de ellas antes de abrir y la segunda a la hora de comer, cuando se cierra la piscina una hora”.
En relación a la obligatoriedad de disponer de servicio de socorrista, “es algo que está regulado en una normativa de 2008. Es obligatorio en piscinas que tengan una profundidad que supere 1,60 metros. Lo que se hizo en su momento en la mayoría de comunidades de propietarios cuyas piscinas superaban esa profundidad, fue reformar y recrecer el fondo para que no fuera más allá de 1,60 metros”.
Por otro lago, González ha hablado de las pistas deportivas con las que cuentan algunas urbanizaciones. En este caso, “ya se permite el uso normal siempre que se mantenga la distancia de seguridad. Es un poco sentido común y no hay ningún problema”.