29 MAYO 2017 /
Las dos mujeres acusadas del asesinato de una anciana en Castro Urdiales, en septiembre de 2014, han coincidido en que su intención era robar en su casa pero no hacerle daño, y se han acusado mutuamente sobre quién fue la que sujetó el trapo en la boca de la mujer de 80 años, que murió por asfixia.
Ambas, que eran pareja sentimental y que cometieron el robo junto al hijo menor de una de ellas, que ya fue condenado por estos hechos en abril de 2015, se enfrentan a 25 años de cárcel cada una, 20 por asesinato y cinco por robo con violencia, petición que reclaman tanto la Fiscalía como la acusación particular que ejerce la familia de la víctima.
Las dos acusaciones, que piden también indemnizaciones de 112.000 y 240.000 euros, respectivamente, han elevado sus conclusiones a definitivas tras verse la prueba en el juicio, al igual que ha hecho la defensa de una de las acusadas (la madre del joven), que pide su libre absolución.
El abogado de la otra procesada continúa pidiendo la libre absolución, pero ha planteado como alternativa la condena por robo con violencia, con la atenuante muy cualificada o eximente completa por drogadicción y reparación del daño, y que se le absuelva del delito de asesinato y se le condene por homicidio por imprudencia, con la atenuante muy cualificada o eximente completa por drogadicción.
Las dos mujeres solo han coincidido en que, ni ellas ni el joven, quisieron hacer daño a la anciana y que su única intención, tanto al acceder a la vivienda como al sujetarla,, con la boca tapada y sentada en una silla, era apoderarse de todos los objetos de valor que tuviese en casa, aunque sólo consiguieron llevarse varias piezas de bisutería, 40 euros y un móvil.
Así lo han indicado este lunes en el juicio celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, en el que también ha declarado el menor, ya condenado por estos hechos, que ha culpado a la expareja de su progenitora de ser quién planificó el robo y mantuvo la boca de la víctima tapada durante los aproximadamente 10 minutos que los tres estuvieron en el interior del piso.
La madre del joven ha asegurado que nunca supo que su pareja y su hijo tenían intención de robar a la anciana hasta que se encaminaron hacia la vivienda que, además, ha afirmado que no sabía donde se encontraba. Esta mujer, de nacionalidad sudafricana y con tres hijos, ha enfatizado que, mientras ellos le apresuraban para ir más rápido hacia la urbanización, ella trató de convencerles de no perpetrar el robo porque era “peligroso”.
Tras lograr acceder al portal, ha indicado que los tres se pusieron guantes y bufandas, prendas que ha dicho desconocer si las llevó su expareja o su hijo, y esperaron en un descansillo junto a una ventana desde la que la otra mujer vigilaba para saber cuándo llegaría la anciana, a la que ella ha asegurado que conocía desde hacía semanas pero su novia desde hacía ocho años.
Cuando la vieron llegar a la vivienda, la esperaron escondidos tras un hueco junto al ascensor y, cuando se dispuso a abrir la puerta, ha señalado que su entonces pareja “se abalanzó sobre ella y le tapó la boca con un trapo”.
En ese momento, los tres accedieron a la vivienda y su pareja, sin dejar de taparle la boca a la anciana, le sentó en una silla que había en el salón. “Ella sujetó todo el tiempo el trapo en la boca de la mujer”, que primero se resistió pero después, según ha dicho, empezó a “roncar”, algo que ha explicado no le hizo pensar que tuviese problemas para respirar o se estuviese ahogando.
Con la mujer ya en esa situación, su pareja le dejó a ella sujetando el trapo en la boca de la anciana y se fue a buscar objetos de valor por las habitaciones, algo que también estaba haciendo su hijo desde que entraron a la casa.
Cuando se marcharon, ha indicado que ella estaba “histérica” y que fue su expareja la última en abandonar la vivienda, versión que no coincide con la que ha relatado ésta última en el juicio, en el que sólo ha contestado a las preguntas de su abogado y en el que ha acusado al joven de haber planificado el robo, y su entonces pareja de tenerla “sometida”, siendo ella la que pagaba todos sus gastos.
Tras enfatizar como su relación con esa mujer le había llevado a “consumir cocaína o speed a diario”, ha señalado que la idea del robo fue del hijo de su pareja que estaba “obsesionado” con hacerlo desde un día que acompañó a la anciana, con cuya familia mantenían una relación de “amistad”, a que le diese un calmante para un “fuerte” dolor de muelas.
Ha apuntado que, dos días antes de los hechos y durante una fiesta en casa de la hija de la anciana, el chico robó las llaves de la casa y le acompañó hasta la vivienda, donde oyeron ruidos de que había alguien en el interior y se marcharon.
La hija de la víctima, que también ha declarado en la vista, se percató a la mañana siguiente de que le faltaban las llaves y recomendó a su madre cambiar la cerradura de la puerta.
Pero el joven seguía “obsesionado” con entrar a la casa, “sí o sí”, y dos días después consiguió que los tres lo hiciesen. “No lo recuerdo muy bien porque iba muy drogada”, pero reconoció que estuvieron con la anciana tomando algo en un bar y, tras invitarle a una consumición, ellos se marcharon hacia la urbanización.
Al llegar, ha asegurado que su pareja “abrió el portal muy rápido” y, aunque no vio exactamente cómo, ha destacado que “tenía habilidad para abrir puertas con radiografías o algo así”.
El relato de ambas vuelve a coincidir en que subieron al descansillo, se pusieron guantes y bufandas y esperaron unos 15 minutos hasta que vieron que venía la anciana.
Ésta también acusa a su expareja de haber sido quien se abalanzó sobre la mujer y le tapó la boca con un brazo mientras le sujetaba el cuerpo con el otro.
Preguntada por si, además de taparle la boca a la anciana, le puso el dedo en la nariz obstaculizándole la respiración, ha asegurado que no lo sabe. Y es que, al inicio del juicio, se ha visionado un vídeo con una reconstrucción de los hechos por parte de su expareja, en la que se le ha visto agarrar a una figurante y taparle tanto la boca como la nariz.
A pesar de no recordarlo, ha destacado que, mientras su pareja la agarraba, la mujer gritaba que no le hicieran daño pero, tras sentarle en la silla, dejó de hacerlo.
En ese momento, ha indicado que el hijo de su exnovia le pidió que le ayudase a buscar cosas de valor por la casa y cuando regresó al salón la mujer ya estaba “como roncando”. “Me pareció que estaba dormida, nunca pensé que se estaba muriendo”, ha añadido.
EL HIJO CULPA A LA PAREJA DE SU MADRE
El hijo de su expareja, ya condenado, ha declarado como testigo pero, acogiéndose a su derecho, no ha dicho nada que perjudicase a su madre. De hecho, ha culpado a la entonces novia de ésta de haber planificado el robo mientras que su madre “se opuso en todo momento aunque sabíamos que acabaría haciéndolo”.
Ha asegurado que ella planificó todo porque era quien conocía a la anciana y “dijo que sabía que tenía 100.000 euros en la casa”. Y le ha acusado de haber sido ella quien se abalanzó sobre la anciana y le tapó la boca con el trapo todo el tiempo, tratando así de exculpar a su madre aunque ha dicho que en cierto momento sí que sujetó el trapo porque su pareja y él se pusieron a buscar por la casa.
Pero, ha enfatizado, en el momento en que su madre se quedó con la anciana, ésta ya no se resistía ni se movía aunque “sí hablaba”. Cuestionado por los ronquidos que le oyeron su madre y su expareja, ha indicado que él no lo recuerda y ha indicado que pensó que la mujer estaba quieta porque “estaba en shock”. “Nuestro objetivo era el robo, no hacer daño a la señora”, ha apostillado.
Imagen del juicio celebrado esta mañana en la Audiencia Provincial.