Casi siempre se asocia la moda de los baños de ola con ciudades como San Sebastián y Santander, que vivieron su punto álgido a finales del siglo XIX y principios del XX. Pero también Castro tuvo su época dorada con esta actividad, recomendada por sus beneficios medicinales, y que asoció definitivamente al mar con el ocio y la salud, porque hasta entonces solo se relacionaba con el trabajo duro y las clases humildes.
A Castro también venían personalidades de la política nacional y familias muy importantes de la época. La implantación de balnearios e instalaciones en las playas trajo consigo, además, un impulso para la actividad económica y cultural. Carmelo Martínez Rocillo nos contaba hoy que, entre 1850 y 1917 se solicitaron 5 concesiones para balnearios de ola en la ciudad. El primero en establecerse, en la zona de Brazomar, fue el “Príncipe Alfonso”, y después llegarían otros como el “Gran Balneario Federico” y “La Estrella del Mar”.
Además, otras zonas de la costa castreña también disfrutaron de sus casetas y escaleras de madera para acceder al agua, como el mítico “Pedregal de la Señá Santiaga”.
Un repaso histórico muy interesante que, si no has podido escucharlo, esta noche tienes ocasión de hacerlo en la redifusión de nuestro programa a partir de las diez en el 88.2 FM, https://castropuntoradio.es y en la aplicación móvil de Castro Punto Radio.