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UNA SOBRINA DE LA CASTREÑA LIBERADA DE UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN NAZI, RECUERDA EN CASTRO PUNTO RADIO LAS VIVENCIAS QUE LE CONTABA SU TÍA

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8 FEBRERO 2017 /

El Parlamento de Cantabria rendía homenaje el pasado a lunes al centenar de cántabros que fueron deportados a los campos de concentración de Mauthausen y Gusen, etiquetados como grado III, el grado máximo de dureza para Campos de Concentración. Eran calificados como centros ‘Sin Retorno’, destinados, sobre todo, al exterminio.

La presidenta de la Cámara, leía una Declaración institucional con motivo del Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, que pretendía servir de recuerdo a estos cántabros, entre los que figuraba el nombre de una castreña, Anunciación Iriberri.

Su sobrina, María José Iriberri, ha visitado hoy los estudios de Castro Punto Radio para trasladar algunos de los recuerdos que tiene de las conversaciones mantenidas con su tía, en las que contaba lo vivido en los campos de concentración.

En primer lugar, ha explicado que el nombre real de esta castreña era Juliana, “aunque, familiarmente, todos la conocíamos como Asunción”. Falleció en París hace unos 20 años. Una ciudad en la que vivió gran parte de su vida, “desde que salió de España con unos 15 años, junto a una hermana, después de quedarse huérfanas antes de la guerra”.

Por lo que recuerda María José, “mi tía cayó en manos de los nazis con 24 años. Según nos contaba, estaba en la resistencia francesa, junto a su hermana, que murió en un bombardeo”.

Juliana Iriberri “estuvo en varios campos de concentración” y, aunque la información del Parlamento (procede de la Asociación para la Memoria Histórica) habla de que fue liberada en agosto de 1944 en el campo de Ravensbrück, “yo creo que el final fue en Mauthausen porque, estando allí, ya figuraba en la lista para ser quemada y unas compañeras polacas la escondieron hasta que entraron los americanos y las liberaron”.

Para María José y su familia, sobre todo su padre (hermano de Juliana), “era muy duro escuchar todo esto y cómo otras personas, que también estaban malviviendo como ella, la protegieron y la ayudaron”.

Son algunos detalles que recuerda de los relatos de su tía, aunque lamenta “no haber anotado todo esto en su día, porque hay muchos detalles de los horrores que vivió para poder sobrevivir y de la convivencia que tenía con otros presos, que sé que contaba, pero de las que no me acuerdo”.

Pese a vivir en Francia, Juliana “siempre quiso mucho a su pueblo y venía a Castro todos los años, en verano e, incluso, en Navidad. Nos justábamos para comer con mi padre y nos contaba todas sus vivencias. Creo que sentía una liberación cuando venía y le venía bien hablar del tema”.

María José sabe que su tía tiene tres hijas “pero se ha perdido el contacto”. Espera que, “ahora que le ha dado a mi hijo por investigar acerca de la familia, puedan aparecer más adelante”.

Se ha alegrado de que el Parlamento haya realizado este recuerdo “porque hay cosas que hay que reconocerlas. Lo pasaron muy mal”. Desde Alemania, “la estuvieron pagando una pensión hasta que falleció, reconociendo lo que había pasado”.

En la primera imagen, María José Iriberri. En la segunda, su tía Juliana es la señora que aparece en el centro, sentada y manteniendo a un niña en su regazo.

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