Como ya hemos informado, 11 playas cántabras van a lucir este verano la ‘Bandera Azul’. Entre ellas, repite, por segundo año consecutivo, la de Ostende en Castro Urdiales (en la imagen).
Se trata de un galardón a la calidad ambiental de playas y puertos que concede cada año la Fundación para la Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC). Hoy hemos hablado en Castro Punto Radio con José Ramón Sánchez, uno de los fundadores de este organismo y presidente de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor.
Ha explicado cómo surgió este colectivo hacia 1985. “Éramos un grupito de funcionarios que en los años 70 representábamos a nuestros países en un comité de educación ambiental del Consejo de Europa”. Comenzaron organizando una serie de seminarios, entre otras cosas y, “en 1985, mi compañero francés fue a visitar un puerto deportivo nuevo con la ministra, de la que era asesor, y ésta le preguntó cómo se podría distinguir a este puerto sin que costase mucho dinero. Por aquel entonces, había una campaña belga que tenía una bandera azul con una botella y se animaba a los ciudadanos a lanzar estos envases al mar con mensajes de amor hacia el océano para que llegaran a otras costas”.
De ahí se tomó la idea para crear el programa ‘Bandera Azul’, “que ahora se conoce en los cinco continentes y que tiene como base fundamental el ser una iniciativa de educación para la sostenibilidad”. Para conseguir el galardón, “se exige a los ayuntamientos cinco actividades de educación ambiental, un conocimiento y código de conducta de las zonas naturales próximas, una calidad excelente de las aguas, unos servicios…”.
Preguntado qué cree que supone para una playa el obtener la Bandera Azul, ha señalado que “hemos hecho encuestas al respecto y, en la última, el 80-85% de los municipios señalaban que había supuesto una mejora económica y ambiental”. Este segundo aspecto es el fundamental para los organizadores, que lo que pretenden es que “el interés en obtener la bandera sirva como buena excusa para que los Ayuntamientos y los ciudadanos se impliquen en el cuidado del medio ambiente”.
La participación de la Comisión Europea a la hora de conceder estos premios ha cambiado, lo que para algunos ciudadanos supone la pérdida de cierto prestigio de la bandera. Al respecto, Sánchez ha defendido que “nosotros creamos esto en 1985 y, en 1987, se celebró el Año Europeo del Medio Ambiente. La Comisión apoyó decenas de pequeñas actividades e hizo propias tres campañas que patrocinó, entre ellas, la nuestra”.
El éxito “fue tan grande que, una colaboración que era sólo para ese Año Europeo, se prolongó durante 11 ediciones”. La Bandera Azul “se convirtió en un fenómeno social y no sólo fuimos creciendo y siendo apoyados económica y técnicamente por la Unión Europea, sino que países del Este y también del norte de África querían entrar. Nosotros somos una ONG y pensamos que tenían derecho. Esto a la Comisión Europea le mosqueó” y dejó de participar como lo estaba haciendo hasta entonces.
Sin embargo, según Sánchez, “no fue una ruptura traumática, como algunos quieren hacer ver. De hecho, en el jurado internacional que otorga estas banderas, sigue estando la Agencia Europea del Medio Ambiente y nuestra colaboración con la Unión Europea va más allá que todo esto con las eco-escuelas, por ejemplo. También hemos formado parte del Comité Asesor para la revisión de la directiva de aguas de baño”.