Manuel Alonso ha sido elegido, recientemente, nuevo Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores de Castro. Con él y con Eustaquio Cuesta, quien lleva como secretario de la institución unos 35 años, hemos hablado en Castro Punto Radio.
Alonso afronta el cargo, como ha reconocido, “con ciertos nervios porque no estoy acostumbrado”, aunque tener cerca al secretario le da tranquilidad. No en vano “es él el que lleva todo el tema administrativo y el trabajo diario”, siendo el Patrón Mayor “más bien la cara visible y su labor principal es la representación física de la Cofradía en, por ejemplo, actos oficiales o reuniones”.
Uno de los primeros actos a los que ha tenido que acudir Alonso como Patrón Mayor ha sido, hace varios días, a la firma de un convenio con el Ayuntamiento por el que la administración municipal ha aportado 5.000 euros. “Llevamos años intentado conseguir un convenio con el Consistorio, que es algo habitual en todas las cofradías, y este año lo hemos conseguido. Representa reconocer, de alguna forma, la labor y el esfuerzo que hacemos a la hora de colaborar y participar en fiestas y en otros actos. No es nada nuevo porque llevamos colaborando toda la vida, pero no se sabe. Con este convenio, lo que se hace es reconocerlo de alguna manera y dar visibilidad a la Cofradía”, ha explicado Cuesta.
Al mismo tiempo, esa cantidad económica servirá también para ayudar en el gasto corriente, que “aquí en Castro es principalmente en personal, es rutinario y prácticamente siempre el mismo. El problema lo tenemos con los ingresos porque, si nos vamos quedando sin barcos, se complica todo”. Precisamente por eso, los barcos socios “hacen un esfuerzo importante para mantener la Cofradía y ya hace años que tuvimos que establecer una cuota anual fija que tiene que abonar cada armador. Ante un presupuesto fijo y unos ingresos fijos, hay que compensar y eso se hace con esa cuota. No hay más remedio”.
Alonso y Cuesta reconocen que, en el sector pesquero en Castro “el futuro se ve complicado”. Y es que, “no hay regeneración y no se ve relevo cuando una persona se jubila. Es complicado encontrar gente que se anime a venir a este sector. Se piden muchas titulaciones y requisitos, la pesca no es que sea muy boyante, hay muchas trabas, hay cuotas…”. La gente joven no se anima y, si encuentran un puesto de trabajo en tierra no quieren saber nada de la mar”.
El trabajo “tampoco es fácil, es duro y arriesgado en ocasiones”. Como ha contado Alonso, “nuestra jornada en verano, por ejemplo, comienza hacia las 4 de la mañana y acaba a las tres de la tarde más o menos, aunque depende del día. Si hay más pesca, igual te dan las seis de la tarde”. Ahora en invierno se complica con las condiciones del tiempo y, en ocasiones se arriesgan para ganar el jornal. “Con los temporales se pierden muchos días de mar y se nota en el bolsillo. Aunque los trabajadores tienen un salario fijo al mes, hay otra parte que depende de lo que se pesque, y eso también puede influir” en esa falta de regeneración, según Cuesta.
Por otra parte, “adquirir una embarcación no es barato y ponerte por tu cuenta requiere también de experiencia, que en la mar es imprescindible porque hay muchas cosas que se aprenden con el tiempo y no con las titulaciones. Los únicos que se deciden a avanzar son personas que llevan tiempo en el oficio y lo conocen”. Sin embargo, “antes había muchos chavales, ‘chichos’ que se llamaban, que eran el futuro de la cofradía. Ahora ya no hay”. Además, “los que hay que tienen experiencia, en la mayoría de ocasiones, cuando se jubila el armador del barco en el que trabajan, se buscan un puesto en otra embarcación o lo dejan”.
A día de hoy, en el puerto de Castro hay un barco cerquero y nueve de artes menores. En los últimos años la deriva a la baja ha sido importante. Contaba Cuesta cómo “llevo aquí casi 35 años y, cuando empecé, había 35-40 embarcaciones de diferentes tamaños. El tiempo ha traído jubilaciones y, hace ocho años o así, de golpe se jubilaron los armadores de 8 o 9 embarcaciones. En un año pasamos de 20 barcos a 11. Ahora, la media de edad de los dueños de los barcos es alta y en unos tres años se jubilan varios, por lo que el futuro es difícil”. Lo que va a pasar no lo saben y “el tiempo lo dirá”, pero lo cierto es que “se va a hacer duro mantener la cofradía”.
A la pregunta de si pudiera darse el caso de que alguna embarcación de otros puertos decidiera asentarse en el de Castro, aseguran que “es complicado porque para mantener esto hace falta un presupuesto mínimo y alguien lo tiene que aportar. Si la pesca no es suficiente hay que establecer una cuota mínima anual por cada barco, como sucede ahora”.
Esta problemática en cuanto al futuro de la pesca se plantea en las reuniones que se mantienen con las administraciones. “Una solución pueden ser las subvenciones pero no lo arreglan todo tampoco. El problema sigue estando ahí”.
En la imagen, el patrón mayor, a la izquierda, y el secretario a la derecha.