Jon Nogal, vecino de Castro Urdiales, ha denunciado en Castro Punto Radio que, en estos días, ha recibido dos multas, de 301 euros cada una de ellas, por unos hechos ocurridos en 2016 relacionados con ladridos de su perro, un Bichón Maltés que tenía entonces 13 años . Sanciones que considera “desmedidas”, alegando que “llevaba 14 años viviendo en esa casa, 13 de ellos con el perro, y nunca había recibido ninguna llamada ni queja”.
En un momento determinado, “alguien colocó un cartel en mi puerta pidiendo que hiciera callar a mi perro”. Una semana después, “debió presentarse la Policía en casa porque había llamado un vecino. Yo no estaba en ese momento pero me lo comunicaron. Pasada otra semana, me llamó por teléfono el veterinario municipal. En ningún momento me dijo que me iban a sancionar, sino que yo tendría que atajar el problema de alguna manera. Lo que él me recomendó fue ponerle al perro un collar anti ladridos de descargas eléctricas, asegurando que eran efectivos y que no le hacían nada al animal”.
Jon se pregunta “cómo es posible que una persona encargada del cuidado de los animales pueda recomendar esto sin ni siquiera saber que el perro tiene 13 años y que con una descargar le puede pasar cualquier cosa”. Ha criticado este vecino que, además, “me lo recomendó por teléfono, sin analizar la situación, sin venir a mi casa a ver al perro y cómo estaba y sin tener en cuenta que llevaba viviendo ahí 14 años sin tener ningún problema”.
No atendió esa recomendación del veterinario porque “no hay estudios que demuestren fehacientemente que ese collar no sea negativo para el perro. Es más, expertos me constataron que es perjudicial porque genera un estrés en el animal y que están en desuso total”.
Lo que hizo este vecino, por tanto, fue “tomar mis propias medidas y llevé al perro a un centro de adestramiento anti aullidos. En dos semanas, ya no ladraba ni cuando llamaban a la puerta”.
Y es que, “se basan, para ponerme las dos sanciones, en que en dos momentos en los que la Policía acudió a mi casa, al llamar al timbre, el perro salió a la terraza y ladró. Pues vale, como cualquier otro”.
Según Jon, “cuando ladró más seguido fue cuando dos vecinas cogieron por costumbre ponerse a hablar justo en la esquina de mi terraza. Hombre, si ves que el perro ladra, ¿por qué vas todos los días a hablar al mismo punto? Te puedes mover tres metros para adelante. Hablan ahí porque le da la gana, dicen, y no creo que ésa sea tampoco forma de comportarse”.
En cualquier caso, una vez adiestrado el perro, “desde 2016 no ha habido ningún tipo de problema y eso tampoco se tiene en cuenta a la hora de hacerme llegar las sanciones”
La primera de ellas ya la ha pagado. Con respecto a la segunda, “he mandado una queja al Ayuntamiento, aunque dudo que me hagan caso. He llamado a mi abogado para ponerlo en su mano y, si podemos seguir adelante y me lo recomienda, lo haremos por la vía judicial porque todo esto no me parece una forma de proceder adecuada”.
Imágenes de las dos sanciones: