Al principio, cuando se decretó el Estado de Alarma, las peluquerías podían abrir con normalidad. Al poco tiempo el Gobierno de España cambió de criterio y las sumó a la lista de establecimientos que debían permanecer cerrados, permitiendo el servicio a domicilio.
Hoy hemos tenido la oportunidad de hablar con una profesional castreña del sector, María José Merino, que afirmaba que “abrir era una ridiculez porque nadie iba a salir de casa para ir a la peluquería y ahora apenas hay servicios a domicilio”.
Las personas que tenían la costumbre de ir semanalmente, sobre todo mayores, “ni salen ni quieren que nadie vaya a sus casas. Tienen miedo y es normal”.
Como millones de autónomos en nuestro país, María José está muy preocupada por el presente y por el futuro. Respecto a las ayudas anunciadas cree que “es vergonzoso. Tenemos que hacer un montón de papeles, las asesorías están que no dan abasto, no sabemos si nos lo concederán o no. Y en cualquier caso, ¿de qué me sirve que me den la ayuda dentro de 6 meses?”.
Respecto a lo que ocurrirá cuando acabe la crisis sanitaria, sus sensación es que muchos negocios tendrán que cerrar. “Esto va a estar muy mal. La gente no tendrá dinero ni para pagar sus facturas, la alimentación…No habrá para peluquería, ropa, calzado…Vamos a tardar en recuperarnos porque habrá miedo a gastar”.
Nuestra protagonista incidía en que la inmensa mayoría de los autónomos son familias que no tienen un colchón del que tirar durante meses y “disponemos solo de nuestro sueldo para comer”. Hipotecas, alquileres muy altos, empleados y otras circunstancias no hacen sino agravar la situación de este colectivo que, recordamos, son más de tres millones en España y suponen una gran parte de los cimientos económicos y de empleo de nuestro país.